miércoles, 30 de abril de 2008

Contra la zombicidad

Full restore y phoenix down aparte, yo tampoco creo que se pueda dejar de ser zombie. Soy el zombie creado por mis padres, por la escuela, la televisión y demás linduras. "Si no votas, cállate". Tanta molestia, tanta repulsión por Facundo y tanta indignación ante las pendejadas de la tele; todo para ir a votar el mero día. Vota y cállate: la tele dice que el peje está equivocado, yo digo que la tele miente y dice pendejadas, pero creo que el peje está equivocado. ¿Lo creo por mí mismo o por la tele? En este caso, como puedo argumentarlo, digo que fue mi idea. Pero la coincidencia.

No es que seamos tontos y nos traguemos todo lo de la tele, estoy seguro de que casi nunca le haces caso. Es que si tú me dices dónde vives, cuánto ganas, dónde estudiaste, qué periódico lees y qué lugar quisieras visitar, yo te podría decir con como 70% de exactitud por quién votarías en 2009. ¿No te ha pasado? Tratas de ser abierto, de creer que los estereotipos no existen y toda la gente vale mil; hasta el día que conoces una mujer rubia, que se cae de buena, se arregla bien: básicamente matarías por ella (o por él, que estará bueno y todo eso, si te gustan los hombres). Luego la tipa abre la boca y no deja de vomitar pendejadas. Chin, como en la tele. Ya vendrá otra, ahora sí más divertida que una revista Eres. Pero no. Y no. Y no... El mundo se empeña en darle la razón a los prejuicios.

Nunca la he visto, pero sé que existe la mujer rebuena que además es inteligente. El político honesto. El asesino arrepentido. Hace una semana vi al chofer de pesero que escuchaba música clásica y daba las buenas noches. Soy un zombie con un ideal: ya no ser un zombie. No sé nada del mundo, soy prejuicioso y pretencioso, ahuyento lectores con una facilidad que ya quisiera para hacer cosas de provecho. Pero intento no serlo, cada que me acuerdo me pongo a buscarle tres pies al gato, a imaginar qué hay detrás de las apariencias.

Mi primer blog trataba un poco de eso. Este blog va de nuevo, sobre lo mismo. Sigo siendo un zombie, pero que cada entrada sirva un poquito para quitar el antojo de sesos. El título es el ideal inalcanzable al que llegaríamos si tan sólo tuviéramos como mil años más de vida.

Pero igual sirve como burla. Hay que decirle a todos esos pendejos, a todos esos ladrones, a todos esos prejuiciosos de mierda, a todos esos políticos culeros, a todos los chingados seres humanos que se recontraemputan contra el que no está de acuerdo con ellos:

Vas y chingas a tu madre. Ya no soy un zombie.

martes, 22 de abril de 2008

Cuando todo falla, escapa.
Pero ¿por qué escapar si puedes ocupar dos lugares al mismo tiempo?

Pronto
(ora sí, pronto, ya tengo borrador y toda la cosa)

(¿las mentiras hacen llorar al niño dios?)